DESEO Y PLACE

DESEO Y PLACER
GILLES DELEUZE
MAYO 1987
Artículo
publicado en la revista francesa Magazine Littéraire, nº 325 (número
dedicado a Foucault), octubre 1994, págs. 57-65. Este texto fue enviado
en 1977 por Deleuze a François Ewald para que se lo transmitiera a
Foucault. Su intención era reiniciar el diálogo con Foucault,
interrumpido en 1977. El texto quedó sin respuesta. Estas notas son por
tanto el último testimonio del intercambio Deleuze-Foucault.
Publicado en Archipielago
A.
Una de las tesis esenciales de V. y C.1 se refería a los dispositivos
de poder. Esta tesis me parece esencial desde tres puntos de vista: 1/
en sí misma y en relación al "izquierdismo": profunda novedad política
de esta concepción del poder, en oposición a cualquier otra teoría del
Estado. 2/ En relación al propio Michel [Foucault], ya que esta tesis le
permitía superar la dualidad de las formaciones discursivas y de las
formaciones no-discursivas, que subsistía en A.S.2, y explicar cómo los
dos tipos de formaciones se distribuían o se articulaban punto a punto
(sin reducirse la una a la otra, ni parecerse... etc). No se trataba de
suprimir la distinción, sino de encontrar una razón de sus relaciones.
3/ Por una consecuencia precisa: los dispositivos de poder no actuaban
ni por represión ni por ideología. Por tanto, ruptura con una disyuntiva
que todo el mundo había más o menos aceptado. En lugar de represión o
ideología, V. y C . conformaba un concepto de normalización, y de
disciplinas.
B.
Esta tesis sobre los dispositivos de poder me parece que presenta dos
direcciones, en absoluto contradictorias, pero distintas. De todas
formas, estos dispositivos eran irreductibles a un aparato de Estado.
Pero en una dirección, consistían en una multiplicidad difusa,
heterogénea, de micro-dispositivos. En otra dirección, reenviaban a un
diagrama, a una especie de máquina abstracta inmanente a todo el campo
social (como el panoptismo, definido por la función general de ver sin
ser visto, aplicable a una multiplicidad cualesquiera). Eran como dos
direcciones de microanálisis, igualmente importantes, ya que la segunda
mostraba que Michel no se contentaba con una "diseminación".
C.
V.S.3 supone un nuevo paso, en relación a V. y C. El punto de vista
permanece idéntico: ni represión ni ideología. Pero, dicho brevemente,
los dispositivos de poder ya no se limitan a ser normalizadores, tienden
a ser constituyentes (de la sexualidad). Ya no se limitan a formar
saberes, son constitutivos de verdad (verdad del poder). Ya no se
refieren a "categorías" negativas a pesar de todo (locura, delincuencia
como objeto de encierro), sino a una categoría considerada positiva
(sexualidad). Este último punto es confirmado por la entrevista de la
Quinzaine4, al comienzo de la página 5. A este respecto, creo que se
puede ir más lejos en el análisis de V.S. El peligro es: ¿Michel vuelve a
un análogo del "sujeto constituyente"?, y ¿por qué experimenta la
necesidad de resucitar la verdad, incluso se hace de ella un nuevo
concepto? No es que yo plantee estas preguntas, pero me parece que estas
dos falsas preguntas se plantearán, en la medida que Michel no las ha
explicado suficientemente.
D.
Una primera cuestión para mí era la naturaleza del micro-análisis que
Michel establecía a partir de V. y C. Entre lo "micro" y lo "macro", la
diferencia evidentemente no era de tamaño, en el sentido de que los
micro-dispositivos únicamente se refieren a pequeños grupos (la familia
no tiene menos extensión que cualquier otra formación). No se trata
tampoco de un dualismo extrínseco, ya que hay micro-dispositivos
inmanentes al aparato del Estado, y que segmentos del aparato del Estado
penetran también en los micro-dispositivos -inmanencia completa de las
dos dimensiones. ¿Hay que entender entonces que la diferencia es de
escala? Una página de V.S. (132) rechaza explícitamente esta
interpretación. Pero esta página parece reenviar lo macro al modelo
estratégico, y lo micro al modelo táctico. Y esto es algo que me
molesta, ya que los micro-dispositivos me parece que tienen en Michel
una dimensión estratégica diferente (sobre todo si se tiene en cuenta
este diagrama del que son inseparables)-. Otra dirección sería la de las
"relaciones de fuerza" como determinantes de lo micro: cf.
especialmente la entrevista en la Quinzaine. Pero Michel, a mi juicio,
no ha desarrollado todavía este punto: su concepción original de las
relaciones de fuerza, lo que él llama relación de fuerza, y qué debe ser
un concepto tan nuevo como los restantes.
En
todo caso, hay diferencia de naturaleza, heterogeneidad entre lo micro y
lo macro. Lo cual no excluye en ningún caso la inmanencia de los dos.
Pero la cuestión, en último término, sería esta: ¿esta diferencia de
naturaleza todavía permite que se hable de dispositivos de poder? La
noción de Estado no es aplicable en el nivel de un micro-análisis, ya
que, como dice Michel, no se trata de miniaturizar el Estado. ¿Pero la
noción de poder es más aplicable?; ¿no es también ella la
miniaturización de un concepto global?
A
partir de esto, vuelvo a mi primera diferencia con Michel actualmente.
Si hablo con Félix5 de articulación [agencement] de deseo, es porque no
estoy seguro de que los micro-dispositivos puedan ser descritos en
términos de poder. Para mí, articulación de deseo señala que el deseo no
es nunca una determinación "natural", ni "espontánea". Por ejemplo,
feudalidad es una articulación que pone en juego nuevas relaciones con
el animal (el caballo), con la tierra, con la desterritorialización (la
carrera del caballero, la Cruzada), con las mujeres (el amor
caballeresco)...etc. Articulaciones completamente locas, pero siempre
históricamente asignables. Yo diré por mi parte que el deseo circula en
esta articulación de heterogéneos, en esta especie de "simbiosis": el
deseo está vinculado a una articulación determinada, supone un
cofuncionamiento. Por supuesto, una articulación de deseo comportará
dispositivos de poder (por ejemplo los poderes feudales), pero habrá que
situarlos entre los diferentes componentes de la articulación.
Siguiendo un primer eje, se pueden distinguir en las articulaciones de
deseo, los estados de cosas y las enunciaciones (lo que sería conforme a
la distinción de los dos tipos de formaciones o de multiplicidades que
hace Michel). Siguiendo otro eje, se distinguirían las territorialidades
o re-territorializaciones, y los movimientos de desterritorialización
que una articulación implica (por ejemplo todos los movimientos de
desterritorialización que implican la Iglesia, la caballería, los
campesinos). Los dispositivos de poder surgirían donde operan
re-territorializaciones, incluso abstractas. Los dispositivos de poder
serían por tanto un componente de las articulaciones. Pero las
articulaciones indicarían también puntos de desterritorialización. En
resumen, los dispositivos de poder no serían los que disponen, ni serían
constituyentes, sino que serían las articulaciones de deseo quienes
articularían las formaciones de poder siguiendo una de sus dimensiones.
Esto me permite responder a la pregunta, necesaria para mí, no necesaria
para Michel: ¿cómo puede el poder ser deseado? La primera diferencia
sería pues que, para mí, el poder es un afecto del deseo (una vez dicho
que el deseo no es nunca "realidad natural"). Todo esto es muy
aproximativo: relaciones más complicadas que no cito entre los dos
movimientos, de desterritorialización y de re-territorialización. Pero
es en este sentido en el que el deseo me parece lo primero, y es el
elemento de un micro-análisis.
E.
Estoy de acuerdo con Michel sobre un punto que me parece fundamental:
ni ideología ni represión -por ejemplo, los enunciados o más bien las
enunciaciones no tienen nada que ver con la ideología. Las
articulaciones de deseo no tienen nada que ver con la represión. Pero
evidentemente para los dispositivos de poder no tengo la actitud firme
de Michel, desemboco en lo vago, visto el estatuto ambiguo que tienen
para mí: en V. y C., Michel dice que normalizan y disciplinan; yo diría
que codifican y re-territorializan (supongo que, también en esto, existe
algo más que una distinción de palabras). Pero vista mi primacía del
deseo sobre el poder, o el carácter secundario que adoptan para mí los
dispositivos de poder, sus operaciones siguen reenviando a un efecto
represivo, ya que no aplastan el deseo como dato natural, sino los
puntos de articulación del deseo. Tomemos una de las tesis más hermosas
de V.S.: el dispositivo de sexualidad pliega la sexualidad sobre el sexo
(sobre la diferencia de los sexos...etc; y el psicoanálisis está de
lleno en el movimiento de este plegamiento). Veo ahí un efecto de
represión, precisamente en la frontera de lo micro y lo macro: la
sexualidad, como articulación de deseo históricamente variable y
determinable, con sus puntas de desterritorialización, de flujos y de
combinaciones, va a ser replegada sobre una instancia molar, "el sexo", y
aunque los procedimientos de este movimiento no son represivos, el
efecto (no-ideológico) es represivo, en tanto que las articulaciones se
rompen, no sólo en sus potencialidades, sino en su micro-realidad.
Entonces ya sólo pueden existir como fantasmas, que las cambian y las
distorsionan completamente, o como cosas vergonzosas... etc. Hay un
pequeño problema que me interesa mucho: ¿por qué ciertos "trastornos"
son más accesibles a la vergüenza -e incluso dependientes de ella-, que
otros (por ejemplo, el enurésico, el anoréxico son poco accesibles a la
vergüenza)? Necesito por tanto de un cierto concepto de represión no en
el sentido de que la represión remita a una espontaneidad, sino en el
sentido de que las articulaciones colectivas tengan muchas dimensiones, y
los dispositivos de poder no sean más que una de estas dimensiones.
F.
Otro punto fundamental: creo que la tesis "ni represión - ni ideología"
tiene un correlato, y quizá depende ella misma de este correlato. Un
campo social no se define por sus contradicciones. La noción de
contradicción es una noción global, inadecuada, y que implica una gran
complicidad de las "contradicciones" en los dispositivos de poder (por
ejemplo, las dos clases, la burguesía y el proletariado). Y en efecto,
me parece que otra gran novedad de la teoría del poder en Michel es que
una sociedad no se contradice, o apenas lo hace. Pero su respuesta es:
se estrategiza, estrategiza. Y encuentro esto muy bello, veo la inmensa
diferencia entre estrategia y contradicción. En este sentido tendría que
releer a Clausewitz. Pero no me seduce la idea.
Por
mi parte, yo diría: una sociedad, un campo social no se contradice,
pero lo primero es que extiende líneas de fuga desde todas partes,
primero son las líneas de fuga (aunque "primero" no es cronológico).
Lejos de estar fuera del campo social o de salir de él, las líneas de
fuga constituyen el rizoma o la cartografía. Las líneas de fuga son casi
lo mismo que los movimientos de desterritorialización: no implican
ningún retorno a la naturaleza, son puntas de desterritorialización en
las articulaciones de deseo. Lo primero en la feudalidad son las líneas
de fuga que supone; lo mismo ocurre para los siglos X al XII; y lo mismo
para la formación del capitalismo. Las líneas de fuga no son
necesariamente "revolucionarias", al contrario, pero los dispositivos de
poder quieren taponarlas, amarrarlas. Alrededor del siglo XI, todas las
líneas de desterritorialización se precipitan: las últimas invasiones,
las bandas de pillaje, la desterritorialización de la Iglesia, las
migraciones campesinas, la transformación de la caballería, la
transformación de las ciudades que abandonan cada vez más los modelos
territoriales, la transformación de la moneda que se integra en nuevos
circuitos, el cambio de la condición femenina con los temas del amor
cortés que desterritorializan incluso el amor caballeresco... etc. La
estrategia será secundaria en relación a las líneas de fuga, a sus
combinaciones, a sus orientaciones, a sus convergencias o divergencias.
Una vez más encuentro ahí la primacía del deseo, ya que el deseo está
precisamente en las líneas de fuga, conjugación y disociación de flujos.
Se confunde con ellas. Me parece, por tanto, que Michel se enfrenta con
un problema que no tiene en absoluto el mismo estatuto que para mí.
Porque si los dispositivos de poder son de alguna forma constituyentes,
sólo puede haber contra ellos fenómenos de "resistencia", y la cuestión
nos lleva al estatuto de estos fenómenos. En efecto, éstos tampoco
serían ni ideológicos ni anti-represivos. De aquí la importancia de las
dos páginas de V.S. donde Michel dice: no se me haga decir que estos
fenómenos son un señuelo... Pero ¿qué estatuto les confiere? Aquí se
producen diferentes direcciones: 1/ la de V.S. (126-127) donde los
fenómenos de resistencia serían como una imagen invertida de los
dispositivos, tendrían los mismos caracteres, difusión,
heterogeneidad... etc, estarían "vis a vis" con ellos; pero esta
dirección me parece que tapona las salidas en vez de encontrar una; 2/
la dirección de la entrevista Politique Hebdo6: si los dispositivos de
poder son constitutivos de verdad, si hay una verdad del poder, debe
haber como contra-estrategia algún tipo de poder de la verdad, contra
los poderes. De aquí el problema del papel del intelectual en Michel; y
su forma de reintroducir la categoría de verdad, pero, al renovarla
completamente haciéndola depender del poder, ¿encontrará en esta
renovación una materia que se pueda volver contra el poder? No veo cómo.
Hay que esperar a que Michel hable de esta nueva concepción de la
verdad, en el nivel de su micro-análisis; 3/ tercera dirección, sería la
de los placeres, el cuerpo y los placeres. Aquí también, para mí, la
misma espera, ¿cómo animan los placeres a los contra-poderes, y cómo
concibe él esta noción de placer?Me parece que hay tres nociones que
Michel toma en un sentido completamente nuevo, pero sin haberlas
desarrollado aún: relaciones de fuerza, verdad, placeres. Se me plantean
algunos problemas; problemas que no se plantean para Michel porque han
sido ya resueltos anteriormente en sus investigaciones. Inversamente,
para animarme, me digo que a mí no se me plantean otros problemas que sí
se le presentan a él necesariamente por sus tesis y sentimientos. Las
líneas de fuga, los movimientos de desterritorialización no me parece
que tengan equivalencia en Michel, como determinaciones colectivas
históricas. Para mí, no hay problema en el estatuto de los fenómenos de
resistencia: dado que las líneas de fuga son las determinaciones
primeras, dado que el deseo dispone el campo social, son más bien los
dispositivos de poder los que, al mismo tiempo, son producidos por estas
articulaciones, y los aplastan o los taponan. Comparto el horror de
Michel hacia ésos que se llaman marginados: el romanticismo de la
locura, de la delincuencia, de la perversión, de la droga, me resulta
cada vez más insoportable. Pero las líneas de fuga, es decir las
articulaciones de deseo, no han sido creados por los marginados. Por el
contrario, son líneas objetivas que atraviesan una sociedad, en las que
los marginados se instalan aquí o allá, para hacer un bucle, un
remolino, una recodificación. Por tanto no tengo necesidad de un
estatuto para los fenómenos de resistencia, dado que el primer dato de
una sociedad es que todo fuga, todo se desterritorializa. De ahí que el
estatuto intelectual, y el problema político no sean teóricamente los
mismos para Michel y para mí (intentaré decir en seguida cómo veo esta
diferencia).
G.
La última vez que nos vimos Michel me dijo, con mucha amabilidad y
afecto, más o menos esto: no puedo soportar la palabra deseo; incluso si
usted lo emplea de otro modo, no puedo evitar pensar o vivir que
deseo=falta, o que deseo significa algo reprimido. Michel añadió: lo que
yo llamo "placer" es quizá lo que usted llama "deseo"; pero de todas
formas necesito otra palabra diferente a deseo.
Evidentemente,
una vez más, no es una cuestión de palabras. Porque yo mismo no soporto
apenas la palabra "placer". Pero ¿por qué? Para mí, deseo no implica
ninguna falta; tampoco es un dato natural; está vinculado a una
articulación de heterogéneos que funciona; es proceso, en oposición a
estructura o génesis; es afecto, en oposición a sentimiento; es
"haecceidad" (individualidad de una jornada, de una estación, de una
vida), en oposición a subjetividad; es acontecimiento, en oposición a
cosa o persona. Y sobre todo implica la constitución de un campo de
inmanencia o de un "cuerpo sin órganos", que se define sólo por zonas de
intensidad, de umbrales, de gradientes, de flujos. Este cuerpo es tanto
biológico como colectivo y político; sobre él se hacen y se deshacen
las articulaciones, es él quien lleva las puntas de
desterritorialización de las articulaciones o las líneas de fuga. Varía
(el cuerpo sin órganos de la feudalidad no es el mismo que el del
capitalismo). Si lo llamo cuerpo sin órganos es porque se opone a todas
las estrategias de organización, la del organismo, pero también a las
organizaciones de poder. Es justamente el conjunto de las organizaciones
del cuerpo quienes romperán el plano o el campo de inmanencia e
impondrán al deseo otro tipo de "plano", estratificando en cada ocasión
el cuerpo sin órganos. Si digo todo esto tan confuso es porque se me
plantean muchos problemas en relación a Michel: 1/ no puedo dar al
placer ningún valor positivo, porque me parece que el placer interrumpe
el proceso inmanente del deseo; creo que el placer está del lado de los
estratos y de la organización; y en un mismo movimiento el deseo es
presentado como sometido dentro de la ley y escandido por fuera de ella
por los placeres; en los dos casos, hay negación de un campo de
inmanencia propio al deseo. Pienso que no es casualidad que Michel
atribuya cierta importancia a Sade, y yo por el contrario a Masoch7. No
sería suficiente decir que yo soy masoquista, y Michel sádico. Eso
quedaría bien, pero no es verdad. Lo que me interesa en Masoch no son
los dolores, sino la idea de que el placer viene a interrumpir la
positividad del deseo y la constitución de su campo de inmanencia (de
igual modo, o más bien de otra manera, sucede en el amor cortés:
constitución de un plano de inmanencia o de un cuerpo sin órganos donde
al deseo no le falta nada, y donde éste evita todo lo posible placeres
que vendrían a interrumpir su proceso). El placer me parece el único
medio para una persona o un sujeto de "orientarse" en un proceso que le
desborda. Es una re-territorialización. Y, desde mi punto de vista, de
esa misma manera es como el deseo se remite a la ley de la falta y a la
norma del placer.
2/
Por otra parte, es esencial la idea en Michel de que los dispositivos
de poder tienen una relación con el cuerpo inmediata y directa. Pero
para mí, esto sucede en la medida en que imponen una organización a los
cuerpos. Mientras que el cuerpo sin órganos es lugar o agente de
desterritorialización (y por ello plano de inmanencia del deseo), todas
las organizaciones, todo el sistema de lo que Michel llama el
"bio-poder" opera reterritorializaciones del cuerpo.
3/
¿Podría pensar en equivalencias del tipo: lo que para mí es "cuerpo sin
órganos-deseos" corresponde a lo que para Michel es "cuerpos-placeres"?
La distinción de que me hablaba Michel "cuerpo-carne", ¿puedo ponerla
en relación con "cuerpo sin órganos-organismo"? Existe una página muy
importante en V.S. (190) sobre la vida en tanto que confiriendo un
estatuto posible a las fuerzas de resistencia. Esta vida, para mí,
incluso aquella de que habla Lawrence, no es en absoluto Naturaleza, es
exactamente el plano de inmanencia variable del deseo, a través de todas
las articulaciones determinadas. Concepción del deseo en Lawrence, en
relación con las líneas de fuga positivas (pequeño detalle: la forma en
que Michel se sirve de Lawrence al final de V.S., opuesta a la forma en
que yo me sirvo de él).
H.
¿Ha avanzado Michel en el problema que nos ocupaba: afirmar los
derechos de un micro-análisis (difusión, heterogeneidad, carácter
parcelario), y sin embargo encontrar una especie de principio de
unificación que no sea del tipo "Estado", "partido", totalización,
representación? En primer lugar, del lado del poder mismo: vuelvo a las
dos direcciones de V. y C., por una parte, carácter difuso y parcelario
de los micro-dispositivos, pero también, por otra parte, diagrama o
máquina abstracta que cubre el conjunto del campo social. Me parece que
seguía existiendo un problema en V. y C.: la relación entre esas dos
instancias del micro-análisis. Creo que la cuestión cambia un poco en
V.S.: aquí, las dos distinciones del micro-análisis serían más bien las
micro-disciplinas por una parte, y por otra parte los procesos
bio-políticos (pp. 183 sq.). Esto es lo que quería decir en el punto C
de estas notas. Así pues, el punto de vista de V. y C. sugería que el
diagrama, irreductible a la instancia global del Estado, operaba quizá
una micro-unificación de los pequeños dispositivos. ¿Debemos entender
ahora que los procesos bio-políticos tendrían esta función? Confieso que
la noción de diagrama me parece muy rica: ¿la encontrará Michel sobre
este nuevo terreno? Pero del lado de las líneas de resistencia, o de lo
que yo llamo líneas de fuga, ¿cómo concebir las relaciones o las
conjugaciones, las conjunciones, los procesos de unificación? Yo diría
que el campo de inmanencia colectivo donde se producen en un momento
dado las articulaciones y donde trazan sus líneas de fuga, presenta
también un verdadero diagrama. Por tanto, hay que encontrar la
articulación compleja capaz de efectuar este diagrama, operando la
conjunción de las líneas o de los puntos de desterritorialización. Es en
este sentido en el que yo hablaba de una máquina de guerra, totalmente
diferente del aparato del Estado y de las instituciones militares, y
también de los dispositivos de poder. Así pues, tendríamos por una
parte: Estado-diagrama del poder (siendo el Estado el aparato molar que
realiza los micro-datos del diagrama como plano de organización); por
otra parte, máquina de guerra-diagrama de las líneas de fuga (siendo la
máquina de guerra la articulación que realiza los micro-datos del
diagrama como plano de inmanencia). Me detengo en este punto, ya que
esto pondría en juego dos tipos de planos muy diferentes, una especie de
plano transcendente de organización contra el plan inmanente de las
articulaciones, y que revertiría sobre los problemas precedentes. Y a
partir de este punto ya no sé cómo situarme en relación a las
investigaciones actuales de Michel.
(Apéndice:
lo que me interesa en los dos estados opuestos del plano o del diagrama
es su enfrentamiento histórico y bajo formas muy diversas. En un caso,
se tiene un plano de organización y de desarrollo, que está escondido
por naturaleza, pero que permite ver todo lo que es visible; en el otro
caso, se tiene un plan de inmanencia, donde ya no hay más que
velocidades y lentitudes, no desarrollo, y donde todo es visto, oído...
etc. El primer plano no se confunde con el Estado, pero está ligado a
él: el segundo, por el contrario, está ligado a una máquina de guerra, a
una ilusión de máquina de guerra. En el nivel de la naturaleza, por
ejemplo, Cuvier, y también Goethe conciben el primer tipo de plano;
Hölderlin en Hiperión, pero más aún Kleist, conciben el segundo. De
golpe, dos tipos de intelectuales (ponerlo en relación con lo que dice
Michel sobre la posición del intelectual). O bien en el terreno de la
música, las dos concepciones del plano sonoro se enfrentan. Las
relaciones poder-saber tal como Michel lasanaliza podrían explicarse
así: los poderes implican un plan-diagrama del primer tipo (por ejemplo
la ciudad griega o la geometría euclidiana). Pero inversamente, del lado
de los contra-poderes y más o menos en relación con las máquinas de
guerra, hay otro tipo de plano, de especies de saberes "menores" (la
geometría arquimediana; o la geometría de las catedrales que va a ser
combatida por el Estado); ¿todo un saber propio de las líneas de
resistencia, y que no tiene la misma forma que el otro saber, el saber
sobre los poderes?)
NOTAS:
V. y C. por Vigilar y Castigar. Todas las notas son de la redacción de Magazine Littéraire.
2. A.S. por Arqueología del Saber.
3. V.S. por La voluntad de saber.
4.
"Les Rapports de pouvoir passent à l'interieur des corps" /entrevista
con Lucette Finas), La Quinzaine littéraire, nº 247, 1º-15 enero 1977,
pp. 4-6; cf. Dits et Ecrits, nº 197, III, p. 228. [Dits et Ecrits es el
nombre de una obra en cuatro volúmenes publicada en 1994 por la
editorial Gallimard que recoge entrevistas, artículos y cursos de
Foucault aparecidos en diferentes publicaciones desde 1954 hasta 1988.
N. del T.].
5. Se trata evidentemente de Félix Guattari.[En todo el texto hemos traducido agencements por articulaciones. N. del T.]
6. "La Fonction politique de l'intellectuel", Politique Hebdo 29 noviembre-5 diciembre
1976, cf. Dits et Ecrits, nº 184, III, p. 109.
7. Deleuze a dedicado un libro a Sacher-Masoch: La venus de las pieles (Ed. de Minuit, 1967).