Roland Barthes El placer del texto
La única pasión de mi vida ha sido el miedo
HOBBES
El placer del texto: tal es el "simulador" (1) de Bacon, quien puede decir: nunca excusarse, nunca explicarse. Nunca niega nada: "Desviaré mi mirada, ésta será en adelante mi única negación".
***
Ficción
de un individuo (algún M. Teste al revés) que aboliría en sí mismo las
barreras, las clases, las exclusiones, no por sincretismo sino por
simple desembarazo de ese viejo espectro: la contradicción lógica;
que mezclaría todos los lenguajes aunque fuesen considerados
incompatibles; que soportaría mudo todas las acusaciones de ilogicismo,
de infidelidad; que permanecería impasible delante de la ironía
socrática (obligar al otro al supremo oprobio: contradecirse) y
el terror legal ( ¡cuántas pruebas penales fundadas sobre una psicología
de la unidad!). Este hombre sería la abyección de nuestra sociedad: los
tribunales, la escuela, el manicomio, la conversación, harían de él un
extranjero: ¿quién sería capaz de soportar la contradicción sin
vergüenza? Sin embargo este contra–héroe existe: es el lector de texto
en el momento en que toma su placer. En ese momento el viejo mito
bíblico cambia de sentido, la confusión de lenguas deja de ser un
castigo, el sujeto accede al goce por la cohabitación de los lenguajes
que trabajan conjuntamente el texto de placer en una Babel feliz.