“Entre lo divino y lo humano”. Carmen
Ortiz.
En el trabajo de Carmen Ortiz, la abstracción guía al espectador al
encuentro de formas puras. En su obra se hacen presentes la armonía, la pausa,
el silencio y la cadencia; rememorando la musicalidad de las imágenes. El artista es la mano que por esta o aquella
tecla, hace vibrar adecuadamente el alma humana sostenía Kandisky. Ya en
esta frase, como en el recorrido de su obra, se pone de manifiesto el interés y
la búsqueda de esta curiosa experiencia que conjuga y envuelve los sentidos: la
sinestesia. ¿Cómo es posible que entre el círculo y la línea pueda generarse la
sensación de una vibración, de una sonoridad? Quizás como en la música y en la
danza, donde el ritmo y el movimiento están contenidos en las imágenes
estáticas de una partitura, las imágenes son la expresión de la potencia de
aquello que los sentidos pueden leer en ellas.
En la abstracción, en la precisión y la limpieza, parecería que la razón
gana el pulso pero son las sensaciones a fin de cuentas las que nos atraen a
las formas.
En la propuesta de Carmen Ortiz, círculos, líneas, planos, inscriben un
lenguaje en el que infinitas combinaciones posibles se sostienen, contenidas,
por la riqueza técnica que se refleja a
través de la economía de recursos. En el diálogo paradójico entre la esencia y
su puesta en imagen, se forja la contemplación que envuelve y atrapa la mirada
del visitante frente a la obra.
Comisaria Eugenia García Sottile